El crédito al sector privado cumple un rol clave para el crecimiento económico y el bienestar de la población. Su disponibilidad y costo dependen de factores macroeconómicos —como la estabilidad y el equilibrio fiscal— y también de elementos específicos del sector financiero, entre los que se destacan las regulaciones y la carga tributaria. En este marco, los impuestos locales sobre la actividad bancaria se han convertido en un obstáculo significativo para la expansión del crédito.
En particular, las tasas municipales aplicadas a la intermediación financiera presentan múltiples disfuncionalidades. La dispersión normativa entre más de 2.000 municipios, muchas veces sin sustento legal y con escasa vinculación a servicios efectivamente prestados, genera una carga tributaria elevada, arbitraria y heterogénea. Esto no solo incrementa los costos administrativos y la inseguridad jurídica para las entidades bancarias, sino que encarece directamente el financiamiento para familias y empresas.
Un reciente estudio del IERAL —realizado con datos provistos por un conjunto de bancos— reveló que la alícuota efectiva promedio de estas tasas en 51 municipios de 10 provincias alcanza el 5,9% de los ingresos brutos bancarios. En varias ciudades grandes, ese porcentaje supera el 7%, evidenciando una presión que excede con creces los límites legales de una tasa y opera, en la práctica, como un impuesto encubierto.
Las consecuencias son claras: los impuestos locales pueden elevar en más de 7 puntos porcentuales el costo del crédito productivo, y hasta casi un 50% en el caso de créditos personales (cuando se suma el IVA). Esta presión tributaria termina impactando directamente en el sector productivo, ya que se traslada al costo de financiamiento que enfrentan las empresas, afectando su rentabilidad y capacidad de inversión.Además, la carga tributaria sobre el sector financiero suele ser varias veces mayor que la que enfrentan otras actividades económicas, incluso aquellas con similar capacidad contributiva. Esta situación limita la posibilidad del sistema bancario de ofrecer financiamiento competitivo, y genera una desventaja adicional para las entidades con presencia física frente a quienes operan exclusivamente en forma digital, que en muchos casos eluden este tipo de tributos.
Osvaldo Giordano, Presidente del IERAL (Instituto de estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterranea) señaló: “El crédito es imprescindible para el desarrollo, tanto para las empresas como para las familias. El orden macroeconómico es una oportunidad para que éste se expanda. Pero, si no se resuelve el tema impositivo, y en particular el problema que se acarrea con impuestos locales, este desarrollo no va a ser posible. Lo que vemos es que esto conspira contra el desarrollo del crédito. Y el crédito es un instrumento decisivo e imprescindible para el desarrollo del país”.
Por todo esto, es urgente y necesario revisar el esquema de tasas municipales. Avanzar hacia un sistema más simple, homogéneo y ajustado a los principios legales no solo mejorará la competitividad del sistema financiero, sino que también permitirá ampliar el crédito, impulsar la inversión y contribuir al desarrollo económico del país.
Se adjunta el estudio completo elaborado por IERAL, con el análisis detallado de la presión tributaria municipal sobre el sistema bancario.