El desafío de desarrollar el crédito en Argentina

El desafío de desarrollar el crédito en Argentina

Por Javier Bolzico

Presidente de ADEBA, durante el brindis por el día del periodista. 

En el último año, el sistema financiero argentino ha demostrado que puede ser un motor clave para la recuperación económica. Con un entorno macroeconómico más ordenado y reformas relevantes en el plano monetario y regulatorio, los bancos duplicaron su nivel de crédito al sector privado. En valores constantes, pasamos de 40 a 90 billones de pesos. Esta expansión se reflejó en todas las líneas de crédito, tanto para empresas como para personas, y algo impensado hasta hace poco volvió a suceder: el regreso del crédito hipotecario a 10, 20 y 30 años, con 3.000 familias accediendo cada mes a la financiación de su vivienda.

También fue notable el rol del sistema bancario en la exteriorización de activos. En la segunda mitad de 2024, más de 13.000 millones de dólares fueron regularizados de manera ordenada, transparente y eficiente. Gran parte de esos fondos permanecen hoy en el sistema financiero y ya se han comenzado a transformar en préstamos productivos.

En paralelo, hubo avances significativos en medios de pago digitales. Actualmente, los bancos procesan 950 millones de operaciones por mes, por un valor de 75 billones de pesos. Dos hitos recientes que impulsan la competencia y mejoran la experiencia del usuario fueron la apertura del sistema QR a todas las billeteras y la habilitación del pago electrónico en medios de transporte. Menos monopolios, más competencia.

Más allá del crédito, el aporte de los bancos a la economía es amplio y profundo. Emplean directamente a 100.000 personas, operan una red de más de 5.000 sucursales y 18.000 cajeros, y gestionan más de 120 millones de cuentas. Además, sostienen un tercio de las reservas del Banco Central con sus depósitos –a tasa cero– y figuran entre los principales contribuyentes del país.

Sin embargo, esto es solo un primer paso. Aunque el crédito en relación al PBI creció y hoy ronda el 11%, sigue siendo bajo. El desafío de los próximos años no es solo mantener la reactivación, sino consolidar un proceso de desarrollo financiero sostenible. Para ello, es clave aumentar la capacidad prestable no solo por un cambio en la composición de los activos bancarios, sino a partir del crecimiento genuino de los depósitos.

¿Qué hace falta? En primer lugar, consolidar los avances macroeconómicos. Luego, avanzar con decisión en la reducción de la presión tributaria sobre el crédito. Impuestos como el cheque, los ingresos brutos, sellos y tasas municipales encarecen innecesariamente el financiamiento.

También es esencial seguir mejorando el marco normativo del BCRA para fomentar la innovación, evitando arbitrajes regulatorios y actividades de intermediación no reguladas que puedan poner en riesgo el ahorro y la estabilidad del sistema. Se deben eliminar regulaciones innecesarias, continuar con la desregulación de la economía y facilitar un entorno más competitivo y eficiente.

Finalmente, necesitamos promover el crecimiento de los depósitos y del ahorro de largo plazo. Solo con más ahorro podrá crecer el crédito, en especial los préstamos hipotecarios.

La banca privada está preparada para asumir ese desafío. Queremos trabajar de bancos, es decir, financiar el crecimiento, mejorar la calidad de los servicios y ampliar el acceso al sistema. La próxima meta es alcanzar una bancarización del 25% del PBI en los próximos años, y luego avanzar hacia los niveles de la región, en torno al 50%. Es un objetivo ambicioso, pero alcanzable si sector público y privado avanzan juntos en el mismo rumbo.

Bolzico destacó cómo el ordenamiento macroeconómico favoreció el crecimiento del crédito. Fijó como próxima meta alcanzar un nivel de créditos/PBI del 25% en los próximos años.